Déjame hablar


Déjame hablar y escucha
el ciego compás
del relámpago.
Te digo cómo me miro en el espejo
y sonrío
al recuerdo de viejas casas,
en conocidos lugares inexistentes.
Déjame hablar y decirte
que la realidad no es
lo que pensamos,
sino un templo de árboles,
un altar en ruinas;
o el rumor del viento
entre columnas de mármol.

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