Entre mis ojos yaces, hombre amado y temido. De tu pecho brotan espinas de coral y sangre. La muerte revolotea sobre tu lecho y yo te velo mientras mis lágrimas calan tus manos. Hombre amado y temido, con el alma al viento en la bruma cálida de la tarde te vas entre corales de sangre.
Comentarios
Publicar un comentario