TRISTEZA
E. Burne-Jones. Ángel (detalle). Foto del archivo de MaríaLuisa Oliva-Marzo |
me laceró la tristeza
hasta hacerme sangrar
el alma.
Pero hoy pude transformarla
en rumor de alas,
en aire de bruma,
en aurora pálida.
Porque la llamé por su nombre
y me susurró al oído
lo que necesitaba:
dulces recuerdos de vidas pasadas,
y el ángel del ensueño
para acompañarla.
Maravilloso.
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