SILENCIO

Merlín y Nimue. Edward Burne-Jones, 1874.
Foto de archivo María-Luisa Oliva-Marzo

Inclino la cabeza
sobre tu costado de niebla
y acostumbro mis hombros
a la falta de tus manos.
El sonido de tu voz
es el de las auroras lejanas
que nos vieron juntos.
Con manos que brillan
al otro lado del tiempo,
trazo violentos signos
para conjurar lo imposible.

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