Terso como la bruma, en su pecho descansaba el camafeo. Los propios dioses se lo dieron, y era a veces azul, a veces algo muerto. Sobre su pecho resplandecía -cielo atrapado- el camafeo. Y era estancia abierta rendija en el universo. Foto: Imágenes de Google
me encantó. Ciertamente lo vi.
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